miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿Por qué no?

Soñamos.
Muchas veces con cosas imposibles.
Las soñamos y vivimos como si no hubiese nada más.
¿Nuestra forma de evasión?
¿Evasión de qué?
¿De la realidad?
¿Acaso no es real todo lo que soñamos?
Así pues, no nos evadimos.

Quizá la diferencia está en cómo se nos presenta dicha realidad, o quizá nuestra actitud hacia ella.
¿Cómo se nos presenta la realidad en los sueños?
Mantenemos nuestros recuerdos, no olvidamos quienes somos y sabemos qué hicimos el auténtico día anterior.

El sueño transcurre, sin embargo, a través de saltos.
Por ejemplo, estamos tomando un té en una cafetería y de pronto nos encontramos contemplando el mar en una playa.

Y yo me pregunto, ¿no sucede también así en la realidad?
Quiero decir, vamos de un lugar a otro (constantemente) y a veces no somos conscientes de cómo hemos llegado dondequiera que estemos.

¿A dónde quiero llegar con todo esto?
A que nuestra actitud es la diferencia entre sueño y realidad.
Podemos vivir un sueño si actuamos como si lo fuese.
Por lo tanto, la felicidad que nos regala la fase R.E.M. está al alcance de nuestra mano cuando y como queramos.

Soñemos.

martes, 3 de diciembre de 2013

Porque vivimos en un mundo maravilloso lleno de cosas maravillosas.

Abrí los ojos.
Como si no hubiese mañana.
No lo había.
Sólo hoy. Tan sólo hoy.
Ahora es el momento de vivir.
No hay luego, no hay después.
No quiero pensar en el futuro. Porque no existe.
No está, quizá nunca lo esté.
Sólo ahora. Tan sólo ahora.


Vivir es lo que me queda, y todo lo que quiero.
Tener una vida normal, todo lo que espero, no quiero nada más.
Una familia, unos hijos peores que yo, unas risas.
No quiero nada más.
No espero nada más.

Mirar al cielo ya no es una opción.
Es como ver el presente constante.
De día, en un buen día, sólo azul, ese tan maravilloso azul, que me obliga a pensar de dónde ha salido, por qué lo veo así, por qué ese color y no cualquier otro.
Podría haber sido verde.
De hecho puede que sea verde y yo haya aprendido que se llama azul.

Le echo de menos.
Hace como unos ocho meses ya que no le veo, aún no me lo puedo creer.

¿Sabes azul?
Me gustas más de noche.
En ese refugio tan maravilloso, sólo tú, yo, la malnacida luz del faro, y las estrellas.
Podría estar horas contemplándote porque sé que esa es tu auténtica cara.
Hace tiempo caminé sobre estrellas.
De nuevo de noche, pero el suelo brillaba a la par que tu infinita belleza.

A veces no puedo apreciarla.
A veces hay un enorme manto de nubes oscuras que nos separan.
A veces pierdo el rumbo por fijarme solo en ti y en tus brillantes hijas.

Ya no sé qué hacer.
No sé qué quiero.
Me gustaría estar enamorada otra vez.
Es el motivo perfecto para estar triste y feliz al mismo tiempo, sin motivo alguno.
Me hago esperanzas, y me comporto como una niña pequeña.
Me comporto como esa niña pequeña sin infancia ni adolescencia, y probablemente sin madurez suficiente para disfrutar de la edad adulta.
Ahora mismo necesito un amor tranquilo, un amor soñador.
Soy una romántica y me avergüenza necesitar el amor como lo hago.
Parece un tema estándar, pero en realidad tan solo soy sincera.

Tengo demasiadas cosas en la cabeza, para ponerlas todas en palabras, por ello me gustaría recuperar el violín como sé que debo hacerlo.
Suspiro, cerrando los ojos, y escuchando la melodía adecuada, siento que estoy en el aire.

Mi cuerpo ya no es más que un receptor.
Un receptor de sensaciones maravillosas.

Porque vivimos en un mundo maravilloso lleno de cosas maravillosas.

martes, 26 de noviembre de 2013

Debatimientos.

La felicidad, la bondad, la empatía.
Está todo ahí, no te engañes.

Puede que a veces solo seas capaz de ver la maldad del mundo, pero créeme, es la ínfima parte de esta maravilla en la que estamos obligados a vivir.
Piensa en el simple hecho de amar.
Todas las culturas, todas las civilizaciones, todas las historias, todos los tiempos; todos entienden de amor.
Y este es el gesto más puro que existirá jamás.

Tú me rebatirás y dirás, ¿y los celos? Los celos son tonterías relacionadas con la imaginaria sensación de posesión. La acción de querer a alguien es la fusión perfecta de empatía, cariño y felicidad, todo eso es lo que le regalas a otra persona que, jurarás, es excepcional.

Así pues, como tú, todo el mundo ha amado, ama o amará a alguien con todo su corazón, y eso significa que seguimos siendo humanos.

Significa que todavía hay esperanza, a pesar de todos nuestros errores.

Estamos jugando con fuego, es verdad: ya no expresamos nuestros pensamientos o sentimientos en voz alta, y en algunos casos es lo correcto, pero en la mayoría es un grave error; tampoco conservamos la bella creencia de que los finales felices existen, y tengo algo que decir al respecto.

Si merece la pena creer en algo, es en los finales felices.


Dedicado a aquellas personas que dejaron de creer en la esperanza, en la evolución positiva y en la empatía humana. Sí, a ti sobretodo que tanto mereces ser optimista.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Bright Lights.

Qué puedo decir. He estado soñando. Toda mi vida. Mirando a mi alrededor con los ojos más grandes que he podido regalar al mundo. No lo he visto todo, y sé que nunca lo haré. Empezar de cero sería tan maravilloso. Pero quién quiere cometer otra vez los mismos errores, aún siendo inconscientemente. Quizá ya lo hacemos, tan solo con vivir, porque quién sabe qué hay antes o después. Quizá no hay nada, o quizá lo hay todo. Y aún así tengo la sensación de que merece la pena vivir. Poder sentir la grandiosa belleza de mi alrededor. Ese dolor que me demuestra que estoy viva. Ese amor que me regala fe y esperanza en la humanidad. Esa tristeza que me hace ver la hermosura de una sola lágrima. Vivir, es sin lugar a dudas, lo más difícil, estupendo, increíble, solitario y divertido de hacer.


Un enorme y precioso mar azul.
Una playa cuya arena les ensuciaba los pies descalzos.
Un viento que les impedía oírse.
Un sol frío en un invierno maravilloso.
Quizás había un pueblo tras ellos, quizás tan solo un enorme bosque que los amenazaba con su futuro próximo.
Tan solo dos figuras.
Dos figuras eran las que desafiaban la fuerza del mar y del viento en aquel solitario lugar.
Se miraban, hablaban mediante sus ojos.
Podría haber sido un final feliz.
¿Quién los conocía?
Una pareja, de esas te encuentras a todas horas.
¿Qué historia tendrían detrás? ¿Quizá un reencuentro, una despedida, una celebración, una obligación?
Cuando dos personas no dicen nada, no expresan nada, no demuestran nada, nuestra mente tiende a divagar entre imaginaciones absurdas hasta que manipulamos la realidad a nuestro antojo.
Es así, para qué engañarse.
La mayoría de estas figurillas de porcelana que creen controlar su realidad, estas personillas, no suelen creer en los finales felices.
Sinceramente, yo creo que es lo único en lo que merece la pena creer.
Porque estas figuras olvidadas en la playa de la desesperación estaban haciéndolo todo a la vez: despedirse, reencontrarse, amarse, olvidarse…
La vida es un increíble, terrible y maravilloso caos.
Dejemos de autoconvencernos, no podemos controlarla, vivámosla como si todo minuto fuese el último.


el ventano: Contra el patriarcado, enseñar las vergüenzas

el ventano: Contra el patriarcado, enseñar las vergüenzas: Seis de cada diez chicas reciben mensajes machistas de novios, amigos, exparejas y de otros conocidos de su entorno, con insultos, amenazas...

Sueños.

Especiales, nuevos, imposibles.

La verdad, nunca se me ha dado bien pensar. Lo hago a toda velocidad, mezclando ideas, distrayéndome con cualquier cosa y pensando en cincuenta cosas a un tiempo. Sin embargo, escribir y pensar son las cosas que más me gustan. Sin tener en cuenta por supuesto, lo encantador que es tener un par de musicales sonidos para atravesar estos débiles tímpanos que Lucifer me ha regalado.

A veces me paro a pensar en la cantidad de tonterías que digo, que pienso o que se me ocurren, y la verdad no me da el tiempo para pararme en ello.

Hoy me ha pasado algo maravilloso. He llegado al coche y me he puesto a sonreír como una imbécil. Curiosa expresión, ¿será porque los imbéciles son más felices? La verdad, ha sido por poner cierta canción de cuyo nombre no puedo acordarme.

¡Qué demonios!

La vida es maravillosa y está llena de cosas maravillosas.

Cuenta atrás.

Quince.

Y qué estamos haciendo. Olvidándonos de todo y todos. Sordos que no quieren ver.

No queremos saber la verdad, ya no es la primera vez que lo digo.

Catorce.

La verdad es la realidad. Pero cuál es la correcta, la buena, ¿la verdadera?, ¿la real?

No podemos saberlo, quizá no lo sepamos nunca. Porque el dolor no es agradable, y el hedonismo que nos manipula es a su vez descendiente del miedo.

Trece.

Eso me han dicho, que los sueños sueños son.

No debemos olvidarnos jamás del pequeño detalle. Vivir sin preocupaciones, no implica vivir sin problemas. Las complicaciones están ahí, pueden ser divertidas, dolorosas, inolvidables o simplemente parte de nosotros.

Doce.

Si es que es ridículo. Memorizamos información que no queremos ni necesitamos, cuando somos día a día un poco menos humanos. Emociones, pensamientos, impulsos y razonamientos

no nos hacen mejores que cualquier otro. Ser mejor implica desprecio, y nadie merece desprecio. Al menos, casi nadie.

Once.

Otro término ya sería el de la justicia. Porque no son más que palabras. Lo bueno, lo malo, maldita sea, ¿para quién? ¿Quién nos ha convencido de que está bien compartir y

no ser egoístas? Parece que cae de cajón, que es obvio, pero nadie lo hace. Cada uno tiene su propio bien y su propio mal, ceñirnos a una solo visión de los mismos es estúpido e inútil.

Diez.

La libertad ya es otra cosa. Merece la pena levantarse un día, sin saber dónde uno está, qué día es o a qué lugar se está llegando tarde. Libertad es poder sonreír sinceramente sin ataduras, sin motivos, sin limitaciones. Porque

no es sano amargarse por cualquier tontería. Nunca lo será. La vida está para vivirla y siempre estará, incluso cuando nosotros ya no estemos para ella.

Nueve.

Seamos sinceros, estamos perdiendo el tiempo.

La educación está muy bien para cultura general, para conocer el mundo exterior y abrirnos los horizontes.

Los trabajos hacen que nos sintamos realizados aportando algo que quizá nadie más pueda aportar de igual manera.

Los consejos que recibimos y regalamos son siempre los mejores y los que menos sentido tienen.

Algo estamos haciendo mal.

No aprendemos prácticamente nada en las escuelas, se trata de memorizar y memorizar, para a los diez minutos de un examen demasiado sencillo, olvidarlo todo. Qué cultura general aporta eso.

No nos sentimos realizados en el trabajo. Vamos para ganar dinero, y más dinero, probablemente ni siquiera trabajemos en lo que nos gusta porque igual no nos da beneficios. Quién vive feliz viéndose obligado a ver la cara de un jefe tan amargado como uno mismo. Ya

no damos ni recibimos consejos, porque ya no queremos compartir lo que sabemos con los demás. Cómo vamos a mejorar.

Ocho.

Por eso todos y cada uno de los segundos que pasan son una lástima, una pérdida, un olvido. Perdemos el tiempo esperando frente a una pantalla a poder ver un vídeo de algo que olvidaremos. Avanzamos tecnológicamente más rápido que la luz, y nos ocultamos cada vez más en la oscuridad.

Siete.

Dónde está el compañerismo, la compasión, la ayuda al prójimo, la comprensión, el aprecio.

Seis.

Dónde está nuestra humanidad.

Cinco.

Ya no puedo mirar a los ojos a la gente desconocida que me encuentro por la calle, sólo por miedo. No sé qué es lo que quieren. No sé qué puedo hacer, cómo colaborar, cómo ayudar, cómo ser mejor persona.

Cuatro.

Quizá no estoy hecha para la sociedad. Quizá y sólo quizá soy una psicópata que tomó el camino contrario al del desprecio hacia la humanidad.

Tres.

Olvido todo lo que escribo, porque quiero ser feliz como el que más. Me levanto todos los días y me acuesto todas las noches pensando que ha sido y será un gran día. Porque siempre lo son. Porque hay que vivir cada día como si fuese el último.

Dos.

Merece la pena arriesgarse y regalar confianza.

Uno.

Humanidad. Esa que tanta falta hace. Reflexiones, estupideces, miedos, sentimientos, pensamientos, sensaciones… El tiempo corre como una cuenta atrás, nosotros también; y sólo con un poco de esfuerzo, sin mirar atrás, conseguiremos hacer algo de provecho en esta efímera vida que tanta alegría merece.

Porque lo bueno si breve, dos veces bueno.

¿Me lo prometes?

Este simple texto va dedicado a todos aquellos que se dedican a regalarme su más que fantástica publicidad.


Háblame de sueños. Estoy encerrado desde mi séptimo año. Háblame de pesares. Nunca se acordaron de mis dibujos. Háblame de crecer. Puedo volar pero nadie puede verme. Háblame de libertad. Yo solo quería reír. Háblame de tu infancia.

- Hijo mío, mi historia empieza mucho antes de tu encierro; mucho antes de cualquier desagradable suceso. Violencia, egoísmo. Primero te situaré en el mundo en el que yo vivía. La era tecnológica acababa de entrar en auge, la gente corriente quería trabajar para el Estado por pura vagancia, los poderosos estaban en la retaguardia fortaleciendo sus fortunas tras muros de diamante; y otras almas soñadoras como la mía vagábamos por las calles en busca de sonrisas, de ojos brillantes, de humildad, de belleza interior y de bondad.
No dejes que las lágrimas en mis ojos te distraigan, solo escucha, ¿me lo prometes? Escucha.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Prexuízos.

Espertan os nosos sentidos.
Fálannos de diversión, de bos coches, de festas e de todo o que poidamos querer.
A través de cores, sons... Os nosos sentidos son unha arma na nosa contra.
Úsanse as nosas cancións preferidas para anuncios duns mobles que non necesitamos nin queremos, pero relacionámolos con esa canción que tanto nos gusta.
Mentiras, mentiras e máis mentiras.

Onte vin unha marabillosa película (V de Vendetta) na que se dicía que un artista minte para dicir a verdade. E nunca se me ocorrería nada máis certo.

Sen embargo, a pesares de todo o coñecemento que temos, de todos os avances, de todos os logros, poder ter nas mans toda a información do mundo condensada en internet. Podemos sabelo todo, e quizais nunca fumos tan ignorantes como agora.

Sabemos o que queremos saber.

Supoño que é moito máis sinxelo espertar pensando que vivimos nun mundo cheo de cousas marabillosas, e non estou dicindo que non se poida pensar así, eu mesma o fago. Pero ó mesmo tempo hai que ser consciente do que hai e do que pode haber.

Moitos son os problemas que enchen as nosas fráxiles cabeciñas practicamente a todas horas, a nosa perspectiva cambia casi diariamente, a miña varía según os segundos que lle dou voltas a unha idea. Sempre se aprende, sempre se crece, sempre se madura.

Quedarse atrás, deixar de contemplar a nosa suposta realidade, fai que sexamos máis débiles ante a dor. A dor alcanzaranos un día ou outro, hai que telo presente, vivir implica sentir, e dentro de todos os sentimentos está a dor, guste ou non guste.

Polo tanto, é case imposible que non nos creamos algunhas mentiras de vez en cando, só para sobrevivir, para... manter ese pequeno mundo que nos formamos. Ese pequeno mundo é unha burbulla, débil, fráxil: déixanos ver o que hai ó noso arredor pero non por completo. Ás veces preocúpame confundir a realidade co interior da burbulla. Porque nunca se pode saber qué está dentro e que fóra.

Quizais non hai nada fóra.

Quizais non hai nada dentro.

Quizais non hai nada.

Dramatizacións. Todo é tan posible como imposible, poñerse no peor é ser pesimista, ou realista, como queira chamarse.

Preguntas, preguntas e máis preguntas. Moi poucas respostas... pero ó mellor é porque non buscamos suficiente, ó mellor é que non hai unha soa resposta.

Sabémolo todo, e non sabemos nada.

A soberbia e o egocentrismo céganos constantemente, pero non podemos permitir que isto siga ocorrendo. Esta non é máis que outra perspectiva, a miña sen ir máis lonxe, unha opinión, como calquer outra.

Oxalá algún día sexamos conscientes de todas as opinións, todas as perspectivas, as posibles combinacións que hai ó noso redor. E cantas delas nos estamos perdendo por exceso de orgullo ou prexuízos.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Rumbo.

El rumbo. Oh, Dios... Qué rumbo.
Quién quiere ver más allá de la acomodada vida capitalista que se nos ofrece.
Maldita sea.
No quiero un buen coche, no quiero una gran casa.
No lo necesito.
Dame compañía, pureza, realidad, compasión, amor, amistad, justicia, ética, moral...
Esa humanidad que parece que perdimos.
Esa humanidad que parece que perdimos por el camino.

viernes, 23 de agosto de 2013

Poca cosa.

No tiene ninguna importancia.

¡Grita, maldita sea!

Sonríe, es de lo que sirve vivir.

Vivir es el sinónimo de disfrutar de lo que uno hace.

Caminar bajo la lluvia, porque el paraguas se ha quedado en casa.

Está bien, esto no es lo mío.


Mejor seguir sintiendo cosas que intentando expresarlas con palabras.

martes, 6 de agosto de 2013

Nyx Azzurro

Nyx regresó a la realidad segundos antes de que el coche le rozase y le hiciese perder el equilibrio de la moto.
No usaba casco porque le agobiaba, no le dejaba respirar aire puro, el aire que cruzaba su rostro a toda velocidad.
Sus ojos eran verdes claro, con tonos de azul en los bordes. Ella no volvería a vérselos nunca más.
Aquel día se había distraído más de lo normal, Tiff la acababa de dejar, tirando por la borda todas esas promesas de amor que se habían hecho, las tardes que habían pasado juntas... Y a pesar del dolor de la ruptura, le dolió más saber que jamás volvería a verla.
Nyx Azzurro era castaña y llevaba el pelo despeinado del todo, estropeado. No se lo peinaba desde la semana anterior, aproximadamente.
Era largo, y le regalaba un toque atractivo que combinaba a la perfección con su voz, la cual estaba hecha a su medida.
La moto había sido un regalo, de Tiffany; la que ese mismo día había roto con ella alegando que la relación no era la misma y que no podía seguir fingiendo el amor que ya no sentía.
Con el tiempo Nyx lo aceptaría, pero el golpe había sido más duro incluso que el del asfalto.
Tres días después se despertó creyendo que la noche la envolvía, y en cierto modo así sería hasta el día de su muerte.
Mediodía, y Nyx no dejaba de llorar en silencio. Meses, meses estuvo primero en el hospital, luego en un albergue, y luego en un piso alquilado que sabía no le serviría para nada.
Allí conoció a los dos futuros amores de su vida: su perro Calcetín y su futura prometida Siley. Ambos la acompañarían en el camino de reconocerse, aceptarse y quererse como era.
Nyx escuchó la voz de Siley como si la luz del sol volviese a brillar para ella, y el cariño que Calcetín le regalaba cada vez que jugaban le suponía un lavado de cara (literal).
La depresión se había escapado por la puerta de atrás gradualmente. Un montón de buenas cosas le habían empezado a ocurrir y las apreciaba mucho más que antes; como si el valor de estar viva hubiese aumentado tras el accidente.
Últimamente no le daba tiempo pensar en el pasado, la garra que Tiffany había dejado en su corazón siempre estaría ahí, pero pronto saltaría Siley con sus confortables canciones caseras para mecer el corazón de Nyx con más amor que todos los amantes del mundo, quizá un poco más.
La experiencia le había enseñado, por fin, a ver el lado bueno de las cosas.



Nyx Azzurro

miércoles, 26 de junio de 2013

El truco.

La forma más curiosa de vivir es la que menos facilidades te proponga.

Escribe sobre temas prohibidos, grita en algún lugar público, regálale una caja de bombones al novio de otra, diviértete persiguiendo a la policía cuando persigue a cualquier delincuente. Ríete un rato de todo lo que se te pueda ocurrir. Tómatelo con calma, la vida es más sencilla y complicada de lo que puede parecer.

Siempre hay alguna forma de verlo todo más difícil, y más fácil, por desgracia, así que hay que darle a las perspectivas el valor que tienen. Ofrezcámosnos la felicidad que algunos se han negado a aceptar.

Se puede vivir siendo infeliz, se puede vivir siendo feliz; pero lo importante, es vivir.

domingo, 16 de junio de 2013

Manual de instrucciones para una buena receta.

El primer paso es respirar hondo. Vamos, hazlo, sólo debes relajar absolutamente todo tu cuerpo, tomar aire, y soltarlo muy lentamente. Sin forzar nada, dejando que una especie de hormigueo recorra cada parte de tu piel.
Como segundo paso está repetir el primero, pero esta vez cierra los ojos, prueba a relajarte aún más. Escúchalo todo, tu alrededor, tu mundo. No importa que no haya silencio, no importa que algún familiar grite o vea la televisión. Tú escucha, escucha el silencio inexistente.
El tercer paso es sonreír. Tal vez reír de tu propia estupidez por no saber respirar lentamente. No tiene valor ninguno el porqué lo hagas, sólo hazlo. Ríe, sonríe, demuestra felicidad, intenta sentirla, eso que algunos llaman mariposas y yo sé que son retortijones. Vamos, tienes ganas de sonreír. Pero no sirve cualquiera, debe ser sincera. Sólo estamos tú y yo; sonríe de verdad, nadie lo verá, tenemos los ojos cerrados y solo sentimos el silencio inexistente. Sonríe, maldita sea, no me obligues a ir ahí.
Repite los dos primeros pasos, sobretodo si notas que esa sensación se aleja. Es importante retenerla, mantenla a tu lado, búscala si aún no la tienes.
Una vez la consigas, el último paso es apreciarla. Recuerda cada rasgo suyo, cada sensación, cada gesto que tú hagas y su consecuencia al ser feliz. Si eres capaz de conservarla, aunque sólo sea unos segundos, tendrás el fruto de esta alocada masa informe.
Porque alcanzar un sueño es casi tan bello como soñarlo.

jueves, 13 de junio de 2013

A mi dulce realidad.

Querida, eres cruel. No sé si tienes un plan o simplemente te dejas llevar. Lo que sí conozco o creo conocer, es tu obsesión por intentar amargarme. Me he sentido sola, y sigo haciéndolo casi voluntariamente. Me emociono prácticamente por todo. Estoy enamorada de la idea de amor. Las relaciones con otra gente sólo son algo efímero, pero es tan bello ver crecer vida donde antes reinaba el brillante vacío.
Querida, me torturas. Me enfrento a todas esas fortuitas maldades que me acuchillan, pero algunas aún permanecen. Como el hecho de jurarle amor eterno a alguien que no camina a la misma velocidad que yo. Eso, mi amor, es ser malvado.
Querida, me aterrorizas. Cualquier dependencia de otro ser me aterra. Hasta existe esa gente que pretende igualar el caos que reina en mi cabeza. Amores no correspondidos que me gustaría solucionar, siendo la única solución viable manipular mi forma de ser.
Querida, deja de odiarme mientras triunfo. Almas perdidas, adultas, mayores, experimentadas, y en algún aspecto, mejores, debaten conmigo sobre la filosofía de la vida, sobre ti. Esperanza es lo que nos queda, aunque poco a poco se nos recorte más y más.
Querida, acéptame. Ni siquiera sé si puedo mirar adelante de la manera correcta. ¡Tal vez no hay que buscar la manera correcta o la errónea! Pero entonces dime, querida, por qué he de verte como a una sola; tal vez ni existas, tal vez lo único que estoy haciendo es escribir a cuatro locos del futuro que no entenderán mis palabras.
Querida, hasta luego.

viernes, 7 de junio de 2013

Amor.

Muchas son las historias de amor que se han escrito ya. Inolvidables, imposibles, increíbles, fantásticas, únicas, maravillosas e irrepetibles. Miles y miles de cuentos que una vez alguien contó, o decidió contar. Fuesen ciertas o no, siempre queda esa enorme infinita y maldita esperanza que parece acompañarnos allá donde vamos. Será por siempre y para siempre, maldita, a la vez que fantástica. Sin esperanza, el reloj no iría nunca más allá de la misma hora en la que lo miraríamos; no nos veríamos futuro, no tendríamos objetivos. Tal vez vivir sin ellos, sin metas, no sea tan sencillo como algún día quise proponerme.
Pero vivir sin esperanza es un no vivir. Yo quiero sentir, quiero vivir, quiero seguir adelante, aunque no haya camino. Quiero hacerlo, nadar mar adentro aunque lo vea todo igual, sin salida. No importa, seguir nadando es lo que importa. Hay que seguir. Siempre se sigue. Las historias se hacen al andar.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Me contaron una vez la hermosa y fantástica leyenda de un amor que se perdió con el paso de los años. No hubo un principio mágico, ni extrañas miradas, ni hábiles alcahuetas; sólo un par de personas, presentadas de extraña manera, particularmente opuestas, sorprendentemente correspondidas. De un día para otro se acabaron dando cuenta de que había algo entre ellos. Vieron un futuro construido a su alrededor, vieron una vida basada en la de ambos, vieron una convivencia perfecta, vieron cómo los ojos del otro le correspondían, y todo lo demás no importó.
El amor, es así. No, no se perdió. El amor nunca se pierde. Ni se crea ni se destruye, se transforma. Para ellos evolucionó. Con el paso de los años empezaron a verse felices sonriéndose el uno al otro. No hacía falta ni sexo, ni el dinero. Tan solo esa mirada que compartieron por primera vez, y aquellas prometedoras sonrisas. Sonrisas fuertes que soportarían lo que fuese.
Es cierto lo que dicen, soñar tal vez nos aparte de la realidad; pero en sueños, nos encontramos a nosotros mismos, y en el amor, cumplimos nuestros sueños.

Cabronazo.

Hay algo a lo que yo llamo: tener cojones.
En términos exactos, sólo puedes si eres un tío. Un tío tío, no un tío que no es tío.
La cuestión es, ¿qué estás haciendo con tu vida?
No me respondas.
Que no me respondas.
Hay una mosca que me está rondando y no me gusta nada.
Por dónde iba.
Ah, sí. ¿Qué estás haciendo con tu vida, pedazo cobardica asqueroso?
Cuando naces, te pegan y lloras.
Si ahora te pegan, ¿también lloras?
Espero que no, porque es el único argumento que se me ocurre por ahora.
¡Pues si no lloras por qué te asusta tanto el mundo!
Mira, cada uno tiene que ir a lo suyo, yo voy a lo mío y aún así voy dejando corazones rotos por ahí.
Ja.
Ja.
Chistaco.
Hablando en serio, si te lo paras a pensar en serio, lo cual dudo que hagas dado el carácter de lo que estoy escribiendo, si no tienes respuesta, deberías empezar a preocuparte.
Más que nada porque sin cojones no vas a ninguna parte.
Hay que saber enfrentarse a la vida, tal y como es, no manipularla o disfrazarla.
Ir cada uno a lo suyo es bueno cuando no afectas a los demás demasiado con tu egoísmo, cabronazo, y lo sabes tan bien cómo yo.

sábado, 11 de mayo de 2013

Caos.

A veces, el lado bueno de las cosas no está a simple vista.
Otras veces, está frente a nuestras narices y no somos capaces de verlo.
Escuché en alguna parte, que si te centras en lo que dejas atrás, no podrás ver lo que tienes delante.

Es vitalmente importante saber ver la oscuridad dentro de tanta cegadora luz.
La oscuridad es confortable, amable, acogedora; y ante toda predicción, la mejor amiga que nadie pueda tener. Frente a siglos de luz cegadora que nos han impuesto prometiéndonos que eso era lo mejor.

Alguien más inteligente que todos nosotros, probablemente, dijo una vez que el mundo era un caos. Tenía la mejor forma de describir el mundo en sus manos. ¡Nosotros somos los que intentamos ordenarlo todo! Probad a vivir en el malnacido caos, impulsividad, instinto, alegría espontánea. Nada de razones, ni de estructuras falsas.

Personalmente, siempre me ha costado muchísimo entender el significado de las palabras, me fascinan. No son más que un invento humano, ¡por eso juego con las palabras! Probar a inventarse tus propios significados es jugar a ser Dios.

Sinceramente, mediante la música es mucho más sencillo expresar lo que intentamos buscar clasificándolo todo con palabras. El idioma no es más que un medio de comunicación, podemos hacer lo que nos apetezca con él.

Así ocurre con la forma de ver la vida. Aquel que sólo hace lo que la sociedad le impone, no vive, existe. Es cierto, estoy incorporando a este texto frases que no son mías, pero me son tan útiles que no las voy a descartar.

Siendo honestos con nosotros mismos, el caos nos asusta.

Estamos acostumbrados a algo, y cuando nos arrancan ese algo de las manos, se nos cae el mundo encima. Por eso duelen tanto las rupturas amorosas, por eso es tan difícil buscar trabajo fuera, por eso cuesta tanto coger un día y echar a andar sin rumbo.

Nada de esto significa que estemos condenados al horror, ni mucho menos. En nuestras manos está, cambiar el mundo, tomar la sartén por el mango, afrontar los miedos, enfrentarse a la pura realidad; esa oscuridad que tanto tememos todos. El miedo está en cada célula de nuestro cuerpo, pero en nuestro poder está también su antídoto. Utilizad el corazón para entender el cerebro.

Este es un consejo para mí misma, secundadlo o no, ahora tiene sentido: déjate llevar mientras nadas contra corriente, la vida es cruel y hermosa, vivimos en un caos, una vez lo asumas sabrás afrontarlo.

viernes, 5 de abril de 2013

Espacio-tiempo.


Un incontable montón de árboles más altos que cien hombres. Más verdes que el mar del Caribe. El cielo no estaba a la vista. No hay luces artificiales, no hay rastro humano. Nuestro protagonista no tiene ni idea de dónde se está metiendo, o si se está metiendo en algo. Recuerda lagunas. No es que tenga lagunas en la memoria, es que eso es lo único que recuerda: pequeños e insignificantes momentos. Estamos en abril de 2013, viernes día 5; el reloj no ha dejado de funcionar, pero sus ojos están empezando a fallar. Está cansado, lleva caminando horas, tal vez días, sólo, y probablemente en círculos. Hay algo ahí, en ese destrozado árbol. Un rastro humano. Un cacho de papel.

21 de abril de 2013
Estoy sola.
No me queda demasiado tiempo.
Todo sucede demasiado rápido.
No van a venir a salvarme.
Lo sabía.
La locura pronto se apoderará de mí.
Si has venido a buscarme, y ya es demasiado tarde, huye.
Nada podrá salvarte.
Ni de ellos.
Ni de mí.

Ya. Lo que le faltaba por ver. Un trozo de papel del futuro. Un trozo de papel del futuro cercano. Un maldito trozo de papel de ese mismo año, y de ese mismo mes. ¿Qué día decía el reloj que era hoy? 5. Faltan 16 días para que escriban esta nota. Quién sabe cuánto para que la claven aquí. Qué demonios. ¡Qué le estaba pasando! Su cabeza empezaba a dar vueltas, sin estar moviéndose él… ¿No? Cayó al suelo, recibiendo menos dolor que si cayese sobre cemento, apagándosele los ojos, al menos temporalmente. Un desmayo muy varonil.
-¡Bueno muchachos, otro que se cree que ha encontrado a la princesita perdida!
Se escucharon risas. Saltaron árboles abajo unas criaturas que en algún otro tiempo fueron humanas, si ahora lo eran, los monos serían su evolución. Vaciaron los bolsillos, rompieron la ropa, buscaron en todos los recovecos del muchacho intentando encontrar comida, o algún resquicio sobre si de dónde venía existía. Cuando la búsqueda finalizó sin premio alguno, las risas ya se habían apagado del todo. Cogieron la nota, arrancándosela al indefenso y en la otra vida ya casi, muchacho, para ir a colgarla en otro árbol. Dos de las criaturas se quedaron con el cuerpo. Sólo había dos posibilidades: habían decidido atravesar la frontera hacia lo insano, o seguirían buscando hasta la desesperación. En cualquiera de los dos casos, ya estaban muertos.
Una joven niña, que parecía estar creciendo en aquel extraño ambiente, arrancó la nota de las manos del que primero la encontró y huyó con ella. Las criaturas le gritaron con una familiaridad que hacía que pareciese algo común en cada salida del sol, a quién se le ocurre mantener a una niña con vida en los tiempos que corren.
Esta vez fue diferente.
Sólo la niña sabe qué ocurrió, nunca nadie lo sabrá, y miles de leyendas se escribieron y contaron después; pero aquel día, fue la última vez que la vieron y oyeron.
-Abuela, nos has contado esa historia miles de veces.
-¡Un poco de sentido del humor, muchachos! Os hacéis viejos demasiado pronto.
La anciana mujer estaba en su acomodado salón, al lado de una chimenea artificial, con sus nietos a su alrededor, los tres.
No podría ser de otra manera, todos los viernes hacían aquel ritual; y sí, todos los viernes era la misma historia.
Ella no era aquella muchacha, todo eso nunca ocurrió.
Los bosques se habían extinguido, al menos los exteriores; pero ella aún los recordaba.
Ese día era el marcado en la nota.
Porque la nota existía.
La única diferencia, fue que la encontraron dos siglos antes.
La había heredado, como solo se conseguían posesiones en toda su vida y probable muerte.
Esperaba el instante de regresar al lugar, de que ocurriese algo.
Entonces fue cuando lo perdió todo.
Incluida la cordura.
Esa nota la escribió ella misma, ese mismo día, en ese mismo papel, con esa misma letra.
No había salón.
No había chimenea.
Había un gran bosque.
Un profundo sonido de gritos lejanos.
Un temblor en los pies.
Cincuenta años menos.
Algo más de agilidad.
Algo más de realidad.
Un grueso tronco la sujetó ante su inminente caída.
Allí mismo clavó la nota.
Abrió los ojos de golpe.
Los cerró con fuerza pensando un solo segundo lo que dejaba atrás.
Volvió a abrirlos y echó a correr.
Sabía cómo acababa la historia.

jueves, 7 de febrero de 2013

Aleatoriedad.


Todo es tan aleatorio.
Sin ir más lejos: mi lista de reproducción.
¡En cualquier parte te puede encontrar aleatoriedades, como palabra inexistente!
La gente normal las llama casualidades, ¡pero no! Mienten como bellacos.
No sé de dónde quité lo de bellacos.
Dejando reflexiones personales a parte y con punto, continúo.
Creo en las buenas personas.
En serio.
Venga, ahora que te has reído, créeme.
Que es en serio.
Bueno ya.
¿Ya?
Bien.
¡Que todos somos buenos! En el fondo fondísimo (con mortadela).
No me preguntes por qué, fondísimo me sonó a embutido. ¡Yo que le voy hacer!
En serio.
¿Me vas a decir que nunca has sentido empatía, empáticamente, hacia otra persona, objeto o planta?
No me mientas, que sé que aun conservas tu peluche favorito de la infancia.
¡Y quién no!
[Inciso: Para aquellos cuyos peluches se independizaron… no, no eran demasiado jóvenes.]
Las personas, queramos o no, somos personas.
¿Qué se le va hacer?
Injusticias de la vida. ¿O de la muerte? Medítalo.
Aparte de eso, desde un punto de vista personal, cuéntame que no quieres a tus padres, a tu hermano, a tu hermana, a tu primo, a tu prima, a tu tía, a tu tío, a tu abuela, a tu abuelo, a tu perro, a tu gato, a tu caballo, de mar, en una pecera, sin peces, ni agua.
Ejém.
En serio.
Todos nos hemos sentido solos en algún momento.
Seguro.
¡Pero la humanidad está envuelta de humanismo en nuestro humano cuerpo!
Así que asumidlo, los humanos nos queremos entre nosotros.
Al igual que nos odiamos, y nos entretejemos entre nosotros porque a nuestra abuela se le acabó el tiempo de tejer con tela y le ha tocado usar carne humana por la invasión zombi; ya que no sabe qué hacer con tanto desperdicio.
En serio.
Somos únicos.
Puede que te mires en el espejo y pienses:
“Joder, que ropa más fea me he puesto hoy.”
¡Pero en realidad esa ropa te quiere!
Venga, en serio.
Me da igual que digas que eres diferente, no lo eres hasta que te lo crees.
Y yo sé que no te lo crees.
Así que te lo voy a demostrar.
Asúmelo, siendo un supercachassuperguaydelparaguayentumundosinbicorniosysuperrealistatodo no vas a impresionar a nadie.
¡Tengo la solución a tus problemas!
Quiérete.
Dejando las coñas a un lado.
La tristeza es algo que no te conducirá a ninguna parte, ni siquiera al fondo de un foso.
Yo te quiero.
Así que no puedes decirme que nadie te quiere, porque aquí estoy yo.
Queriéndote y demostrándote que es mentira todo lo que te han dicho.
Que no estás solo.
Que sí vales para algo.
Que todo el mundo tiene defectos.
Pero también virtudes.
Acéptate.
Ámate.
Y sobre todo, no te rindas.
Jamás.

miércoles, 23 de enero de 2013

Anarquía.

¡Grita!

Olvida, bebe, folla, sueña, come, devora, canta, baila, disfruta, ríe, corre, disfrázate, huye, nada, vuela, critica, duerme, muévete, siéntate, habla, vive.

¡Haz exactamente lo que te apetezca!

La naturaleza humana merece un perdón. ¡O tal vez no! Nunca olvides para qué estás aquí, como muy bien decía Aristóteles, yo te lo diré si se te ha olvidado: ¡para nada! ¡Así es! Harás lo que te parezca, porque te parece. Déjate llevar por una marea inexistente, ¡o nada contracorriente comiéndote todas las olas!



Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico; qué gozada, era lo mejor del mundo...
Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, chutes, porros, hachís, rallas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, lsd, éxtasis... Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas... Mejor que la nocilla y los batidos de plátano... Mejor que el pequeño paso de Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papá Noël, la fortuna de Bill Gates, las malas experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, que el colágeno de los labios de Pamela Anderson, mejor que los excesos de Morrinson... Mejor que la libertad...
Mejor que la vida.