miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿Por qué no?

Soñamos.
Muchas veces con cosas imposibles.
Las soñamos y vivimos como si no hubiese nada más.
¿Nuestra forma de evasión?
¿Evasión de qué?
¿De la realidad?
¿Acaso no es real todo lo que soñamos?
Así pues, no nos evadimos.

Quizá la diferencia está en cómo se nos presenta dicha realidad, o quizá nuestra actitud hacia ella.
¿Cómo se nos presenta la realidad en los sueños?
Mantenemos nuestros recuerdos, no olvidamos quienes somos y sabemos qué hicimos el auténtico día anterior.

El sueño transcurre, sin embargo, a través de saltos.
Por ejemplo, estamos tomando un té en una cafetería y de pronto nos encontramos contemplando el mar en una playa.

Y yo me pregunto, ¿no sucede también así en la realidad?
Quiero decir, vamos de un lugar a otro (constantemente) y a veces no somos conscientes de cómo hemos llegado dondequiera que estemos.

¿A dónde quiero llegar con todo esto?
A que nuestra actitud es la diferencia entre sueño y realidad.
Podemos vivir un sueño si actuamos como si lo fuese.
Por lo tanto, la felicidad que nos regala la fase R.E.M. está al alcance de nuestra mano cuando y como queramos.

Soñemos.

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