viernes, 7 de junio de 2013

Amor.

Muchas son las historias de amor que se han escrito ya. Inolvidables, imposibles, increíbles, fantásticas, únicas, maravillosas e irrepetibles. Miles y miles de cuentos que una vez alguien contó, o decidió contar. Fuesen ciertas o no, siempre queda esa enorme infinita y maldita esperanza que parece acompañarnos allá donde vamos. Será por siempre y para siempre, maldita, a la vez que fantástica. Sin esperanza, el reloj no iría nunca más allá de la misma hora en la que lo miraríamos; no nos veríamos futuro, no tendríamos objetivos. Tal vez vivir sin ellos, sin metas, no sea tan sencillo como algún día quise proponerme.
Pero vivir sin esperanza es un no vivir. Yo quiero sentir, quiero vivir, quiero seguir adelante, aunque no haya camino. Quiero hacerlo, nadar mar adentro aunque lo vea todo igual, sin salida. No importa, seguir nadando es lo que importa. Hay que seguir. Siempre se sigue. Las historias se hacen al andar.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Me contaron una vez la hermosa y fantástica leyenda de un amor que se perdió con el paso de los años. No hubo un principio mágico, ni extrañas miradas, ni hábiles alcahuetas; sólo un par de personas, presentadas de extraña manera, particularmente opuestas, sorprendentemente correspondidas. De un día para otro se acabaron dando cuenta de que había algo entre ellos. Vieron un futuro construido a su alrededor, vieron una vida basada en la de ambos, vieron una convivencia perfecta, vieron cómo los ojos del otro le correspondían, y todo lo demás no importó.
El amor, es así. No, no se perdió. El amor nunca se pierde. Ni se crea ni se destruye, se transforma. Para ellos evolucionó. Con el paso de los años empezaron a verse felices sonriéndose el uno al otro. No hacía falta ni sexo, ni el dinero. Tan solo esa mirada que compartieron por primera vez, y aquellas prometedoras sonrisas. Sonrisas fuertes que soportarían lo que fuese.
Es cierto lo que dicen, soñar tal vez nos aparte de la realidad; pero en sueños, nos encontramos a nosotros mismos, y en el amor, cumplimos nuestros sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario