viernes, 16 de marzo de 2012

I'm gonna be (18 de enero de 2012)

Esta mañana me desperté bipolar. Debería poder poner mi música a todo volumen sin contemplaciones. Mandando a paseo la convivencia. Caminando, aún sin vestir, con gestos exagerados de brazos. Cantando mientras: "When I get drunk, well I know I'm gonna be..."
Hay tantas perspectivas, tantos fastidios, tantos quejicas, tantos muertos, tantos vivos... Que ante todo, lo que siempre, siempre, siempre, pero siempre... He olvidado lo que iba a decir.
¡Qué importa eso! Anoche descubrí algo mucho más importante. Algo terriblemente desconocido para mí... Me río como un científico malvado gordo y comunista. ¡Sublime! No podía parar de reír, y no tenía porqué. Asusté a las complejas mentes de mi madre y abuela, e hice reír a mi querida hermana.
Sólo alguien inocente, sonriente, optimista y abierto mentalmente podría entender como ella hizo, la felicidad sin motivo que a veces recorre cual escalofrío, nuestro cuerpo y corazón.
Y no es que el corazón no pertenezca al cuerpo; es que tiene vida propia.
¡Viento! El maldito viento que sé cuela por donde no debe y sí. La felicidad espontánea es como el viento.
Incontrolable, temible, desordenada, incalculable, indomable, desconocido su color...
Está bien. Esta última observación es falsa. La felicidad es como el arcoiris. Y si me apuras, azul, como el cielo.
Hoy el cielo estaba blanco. ¡Sí! Creía que era un mito eso de las nubes blancas de los dibujos, ¡pero no! ¡Son reales! Y hoy cubrían todo el cielo. Asustaba. Cielo blanco. Incoloro. Dónde sé ha visto.
Prefiero el azul claro que parece pertenecer a tus ojos cuando lo miras. ¡Asombroso! Y como el arcoiris, no puedes saber ni de dónde viene, ni a dónde va. Aunque cuentan las leyendas que hay tesoros de toda clase al final. Mentiras, todo mentiras.
Esas leyendas son cono el cristal. Te acercas observando el otro lado, te acercas, te acercas... Y te das de bruces con el transparente objeto, rompiéndote la nariz en el mejor de los casos.
De quién sería esa brillante idea. Bueno, he de admitirle una utilidad. Es el único lugar en el que puedes apostar por la gota de lluvia más rápida. Estoy despeinada, como de costumbre. Creo que un día de estos me tiraré de los pelos hasta arrancármelos. Luego los miraré y me daré varios golpes contra la pared, no precisamente indoloros. Todo aquel que quiera colaborar, que envíe todas las pelucas que pueda a: "En el fin del arcoiris 13". Las venderé y usaré el dinero para comprar pelo de caballo e inplantármelo.
¡Fuera imágenes mentales!
Y el fin de esta comedia que es el breve resumen de mi día, afirma que, sería capaz de andar 500 millas, y 500 millas más, sólo para ser la mujer que anduvo 1000 millas para caer ante tú puerta.

1 comentario:

  1. Hola! He visto tu Blog y es sencillamente genial

    Te sigo, ¿Devuelves?.

    Besitos!

    PD: SORTEO en el Blog, entra y verás ♥

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