domingo, 28 de septiembre de 2014

Disparemos a las estrellas, pues.

Solía pasarme mañanas enteras contemplando los cielos, todos ellos: los grises, los azules, los naranjas… Me gustaba imaginarme cómo se verían esas figuras reflejadas en mis pupilas, pero nunca se me ocurrió la estupidez de intentar averiguarlo.
Luego, mi cuerpo tuvo la fantástica idea de crecer, y pronto tuve la oportunidad de convertir en costumbre el hecho de pasarme noches enteras contemplando los cielos, pero ya no tantos: empezó a interesarme tan solo el estrellado.
Mi vida seguía, pero no para mí.
Dormir, comer; verbos sin valor, sin finalidad, sin propósito.
Hasta que un día, comenzaron a llover, a llover estrellas.
Me asusté, me levanté y grité; sin poder quitar de mi cabeza la imagen en mis pupilas reflejada.
Corrí, huyendo hacia todas partes y hacia ninguna, con frustración, los músculos entumecidos, los ojos llorosos de haber aprendido a parpadear en segundos.
Eran mis sueños, unas pesadillas que se precipitaban sobre mí para cubrirme con el más espantoso de los miedos, con el más terrorífico de los horrores.
No sabía dónde estaba, dónde había estado, o dónde debía estar; pero fue gracias a esa confusión, a ese desastre de pensamientos que alguien llamó mente, gracias a la cual lo tuve más claro que nunca: no debía tener miedo, ni lo tendría nunca más.
Y fue entonces cuando me armé y disparé al cielo, intentando destrozarlo, probando a enfrentarme a él para impedirle existir; pero fue completamente inútil, acabando con la vida de un pájaro que se estrelló a un par de metros más allá.
Descubrí entonces la decepción, la impotencia, el desconcierto de no entender y el agobio.
Me dejé caer, como hacía cada mañana, como hacía cada noche; y seguí permitiendo que aquel reflejo me atormentase.
Aún poseía el arma, cargada, pero ya no la necesité más, porque decidí sonreír, levantarme y ser feliz.

Ya que negar un miedo es como disparar a las estrellas, pero enfrentarse a él es como aprender a vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario